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"ÚNETE A MI CAMINO". Eli Navarro
Hola, querida amiga y compañera: han pedido que cuente mi historia como voluntaria y me resulta un poco difícil concretar y reducir a unas letras tantas vivencias en casi once años que empecé sin querer este largo y difícil camino, no como voluntaria, sino como enferma de cáncer de mama.
Todo empezó en una ducha y una palpación como hacía cada mes, pero éste había sido diferente, esperé al mes siguiente por si tenía alguna relación con la regla, como seguía igual me fui al médico y la verdad es que todo fue una cadena de despropósitos. El médico de cabecera me envió al ginecólogo y ese mismo día me estaba mandando una mamografía urgente que me hicieron al mes y medio y el resultado me lo dieron al mes y medio, total tres meses. Para colmo el resultado de la mamografía no estaba claro: "no había nada de importancia, repetir a los seis meses". Esto fue el día 22 de diciembre de 1996 y salí como si me hubieran llegado los Reyes con antelación. A los cuatro meses, aquel bultito o dureza había crecido y me fui antes de lo previsto al ginecólogo que cuando lo vio, dijo que no le gustaba nada el cambio que había dado. Me hice una mamografía de pago porque la Seguridad Social tardaba en hacérmela y el mismo radiólogo me dijo que aquello estaba muy avanzado y había bastantes ganglios afectados, que tenía que darle solución "ya". A la semana estaba operada y con un pecho menos.
Contado así no suena tan mal ¿verdad?, pero durante ese tiempo lo pasé fatal y casi no por mí, si no por mi madre que vive conmigo, tenía una depresión muy grande, y yo no la podía agobiar o poner peor con mis problemas, así qué todos las pruebas y visitas médicas las hice a escondidas de ella. Recuerdo el día que me dijeron que lo que se veía en la mamografía era muy serio. Claramente; que era cáncer, llegué a mi casa y me encontré a mi madre llorando. Le pregunté ¿qué te pasa? y me contestó; "tengo un bulto en el pecho y el pezón muy raro". Yo pensé que la casa se me caía encima, no me podía desahogar de lo que me ocurría con ella y encima me encontraba que estaba igual que yo. Hice de tripas corazón, le pedí que me lo enseñara y le dije que no se preocupara que probablemente no sería nada pero que si lo era, afortunadamente había tratamientos muy buenos y era el cáncer que mejor se curaba. Ella no se consolaba, al día siguiente fuimos al médico y le hicieron una mamografía, diciéndole que en quince días la operaban pues era, casi sin lugar a dudas, cáncer. Se veía ya muerta y no paraba de llorar, cuando yo llegaba de trabajar siempre estaba llorando. Yo le decía que no llorara más que así hay muchas mujeres y están vivas, pero ella me decía; "claro voy a estar riendo, como es un pastel lo que tengo, tú como no sabes lo que es".Yo, me callaba y aparentaba normalidad. Una semana después, un día antes de ingresar para operarme fue cuando se lo dije a mi madre y a mis hijos, pero sin hacer una tragedia, sino enfocándolo como una enfermedad grave pero que con la operación y el tratamiento adecuado, tenía solución. Mi madre cambió como de la noche al día, ya no pensaba en ella si no en mí, pues creo que le transmití de verdad mi esperanza y mi ganas de vivir y luchar por mi vida y por la suya. Para mis hijos no fue un trauma y se vivió todo de una forma natural, estaban al tanto de todos mis tratamientos, quimioterapia, autotransplante y radioterapia. Me vieron desnuda cuando la cicatriz ya estaba curada, calva y bastante gordita, pero para ellos fue algo normal que tenía que pasar para mi curación. Como lo veían como una enfermedad normal, no sintieron necesidad de apoyarme, tampoco tenían edad para ello, por entonces 16, 12 y 8 años. Hace poco le pregunté que como vivieron ellos mi enfermedad y fue como he comentado antes; sin preocupación, porque me veían tranquila y relajada, superando todas las etapas de los tratamientos.
Mi madre lo superó como no nos podíamos ni figurar, hay veces que las cosas negativas se convierten en algo positivo, pues ella se miraba en mí y me decía "me duele la cicatriz y la tengo acolchada, ¿a ti también te pasa?", yo le decía que eso era normal, me veía fuerte y ella no podía ser menos. Yo fui un ejemplo muy positivo para ella, estoy segura que si yo no hubiera estado operada jamás se habría creído que el cáncer se podría curar y se podía llevar una vida digna y feliz. Desde luego que he tenido mis momentos muy bajos pero muy pocos y siempre he desviado el pensamiento a otras cosas o me he puesto a ver la tele, a leer o a salir a la calle a pasear. Pero sobretodo tengo un marido que ha sido positivo como yo. Me ha dado sensación de seguridad, de que todo saldría bien y cuando me miraba al espejo y me veía una mama preciosa y al lado un hoyo horroroso y profundo, la cabeza como un balón y todo el cuerpo sin un vello y gorda (yo decía como una foca) le decía, José que horrorosa estoy y el me contestaba que estaba preciosa. La verdad es que esto no está pagado con nada en el mundo, la confianza que te da en ti misma, porque aunque tú sabes que sigues estando fea, sabes que te quieren como persona y no como un cuerpo con unas mamas más o menos bonitas y un cuerpo más o menos esbelto, mi amor me quiere por mí misma. Por eso y otras cosas, siempre será mi amor. Me he sentido muy querida y respetada por no haber vivido esto con lamentaciones y lloros, sino con esperanza y trabajando en mi curación. Estoy segura de que si en vez de proponerme salir victoriosa de esta batalla me hubiera venido abajo, hoy no estarías leyendo este relato, porque yo no estaría para escribirlo pues mi cáncer era muy agresivo y estaba muy avanzado.
Llevo operada casi once años y han pasado muchas cosas, buenas y malas y el cáncer ha sido una más de ellas con sus cosas malas y sus cosas buenas. Pasar por una situación así, hace que te des cuenta de toda lo bueno que tiene la vida y el tiempo que perdemos en tonterías y enfados innecesarios, lo importante que es rodearte de personas que te quieran y estar el máximo tiempo con ellas y sobretodo decirles lo que las quieres, porque a lo mejor mañana no puedes y no porque tú ya no estés, sino ellas. Aprovecha el presente y todo lo bueno que te da la vida. Os tenía que contar como llegué al voluntariado y fue casi al año de operarme. Recién operada el cirujano me dio un folleto de Amama (Asociación de mujeres Mastectomizadas de Almería) y yo lo guardé para cuando tuviera tiempo de acudir a ella. Casi durante un año tienes que estar de hospitales yendo a hacerte pruebas y a citas médicas de todo tipo y aunque de vez en cuando me acordaba de la Asociación que se reflejaba en aquel folleto, tampoco sentía necesidad de ella, creía yo. Cuando terminé con los tratamientos, decidí ir, pero con la idea de ayudar a otras mujeres que estuvieran pasando la misma situación que yo había vivido y necesitaran de mi ayuda. Pues es difícil que una mujer esté preparada para lo que se te viene encima cuando te descubren un cáncer en la mama, aparte de la palabra "cáncer", porque pierdes una parte de tu cuerpo, importantísima para tu imagen física, sensual y sexual. Ninguna mujer piensa que eso que le ha pasado a la amiga, vecina, familia o conocida, le va a pasar a ella. Tienes muy poca información y cuando te toca a ti
la dichosa china, te encuentras perdida, no sabes de tratamientos, de cirugía conservadora o radical, de reconstrucción, los ejercicios que tienes que hacer con el brazo y los cuidados especiales que te debes dedicar. Todo esto, lo tuve que descubrir a base de pedir mucha información y leer. Yo quería que en la medida de mis posibilidades las mujeres que iban a empezar ese "camino", tuvieran toda mi experiencia y ayuda para hacérselo un poquito más fácil y llevadero. Desde hace casi diez años, estoy en ello y aunque a veces cuesta porque cada vez que haces una visita a una mujer recién operada, es volver a recordar tu propia experiencia, os puedo asegurar que es muy gratificante sentir que puedes ayudar a alguien y que recibes el doble de lo que das. Antes he dicho que yo creía que no necesitaba a la Asociación y qué equivocada estaba, me ha hecho crecer como persona, ampliar mi mente y mi alma, me ha dado la posibilidad de dar amor a quien lo necesita, mi palabra a quien quiere escucharla y mi oído a quien quiere hablarme. Ha hecho posible que conozca a personas maravillosas, empáticas y altruistas, que ahora son mis amigas, unas siguen en el "camino", otras encontraron otros que se ajustaban mas a sus gustos, otras se ha quedado en el "camino" y aunque parezca un tópico muy manido, creo que eran las mejores voluntarias que podía tener la Asociación. En este largo tiempo se han incorporado otras mujeres que han cogido la antorcha que aquellas portaban. Hemos tenido y tenemos psicólogas maravillosas que nos atienden y nos ponen las pilas cuando lo necesitamos con cursos y charlas que son excepcionales, además de darnos un gran tesoro que es su amistad. Si te ha interesado algo de mi historia y eres una mujer mastectomizada, creo que te puedo decir amiga UNETE A MI "CAMINO". |
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