"UN NUEVO AMANECER ". Belinda Pérez

 

Querida amiga, mi contacto con el cáncer o mi experiencia no es otra que haber tenido que elegir entre morir o vivir, pues es en lo primero que piensas cuando te dicen dulce y suavemente que tienes cáncer de mama. ¡Qué horror! ¿no?, la palabra cáncer a mi me parecía que era una sentencia de muerte ¿Por qué no? Era lo que hasta entonces yo sabía de eso, pensaba que no iba conmigo, sólo les pasaba a otras personas, eso que oyes a menudo por ahí: fulaníca tiene cáncer ¡equivocado pensamiento! Porque, creedme amigas que todas estamos en el mismo bombo de lotería, solo hay que no sacar el número premiado; yo no tuve esa suerte, se ve que había comprado demasiados números.

Todo comenzó cuando tenía 42 años, llena de vida, alegre, con proyectos de futuro e ilusiones, así era yo. Belinda, tenemos que amputar la mama para salvar tu vida, tienes cáncer. Todo quedó en silencio sólo podía sentir la frialdad de la estancia que me paralizaba, pero sólo era mi cerebro el que se paralizó.-por un momento me pareció pasar del presente a formar parte de una película de la cual yo era la protagonista sin entender nada, aquel mazazo supuso algo que hoy después de once años al recordarlo, duele. El diagnóstico no fue muy alentador, pasé un año bastante malo entre ir y venir, pues a mi me operaron en Madrid, tratamientos e incertidumbre y sobretodo el pensar que iba a ser de mi vida a partir de entonces ¿aceptaría mi nueva imagen? Pronto descubriría lo que el ser humano es capaz de superar, queriendo vivir a costa de lo que sea. Descubrí que soy una mujer fuerte, algo que no sabía, pues yo era una mujer muy temerosa de la enfermedad, aunque nunca había estado enferma, crecí increíblemente luchando contra ella.

Tuve la suerte de encontrar a personas que me ayudaron en mi andadura a superarlo y hoy son mis mejores amigas, les debo mucho. Pronto acepté la idea de que yo no había elegido mi destino y que por supuesto no iba a sucumbir a el, ¡le retaría! Soy una mujer católica aunque tuve un tiempo de rebeldía contra mi Dios, el que yo creía que podía haberlo evitado, Él que todo lo puede y al cual yo preguntaba constantemente ¿por qué a mi?. Pronto supe y comprendí que ningún padre quiere nada malo para sus hijos y me ayudo a seguir adelante. Un día una mujer de la que podía haber sido una buena amiga, pero a la que no me dio tiempo a conocer bien, me propuso tomar un café y conocernos, ella era otra víctima de la enfermedad. Me habló de la Asociación Amama de reciente fundación. Al principio no quise tomar contacto con ella pues como ya he dicho antes yo era muy miedosa y no quería saber demasiado, pronto cambié de opinión y me subí al carro, conocí a personas que me enseñaron que la vida no acaba con el cáncer y con su ejemplo ví que había que luchar con uñas y dientes y lo hice….

Hoy han pasado once años, soy una adolescente y estoy orgullosa de haber vencido a la muerte sólo con retarla, pero también sé que hay mujeres que ahora necesitan de mi apoyo y es a eso a lo que dedico mi tiempo junto con las mujeres de mi Asociación Amama. Todas hemos superado esta enfermedad y otras están en ello y queremos hacer llegar a estas mujeres nuestra experiencia, apoyo moral y comprensión, envueltos en un mensaje de auténtica vida y esperanza, aportando experiencias voluntariamente para que sepan que no están solas, que hay muchas mujeres que lo están superando y que están a su entera disposición. Ánimo a las mujeres que puedan leer esta guía a que practiquen el voluntariado, empezarán a ver la vida como yo la veo, me siento recompensada con esta labor, aunque -mi único mérito es VIVIR.